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‘La caída de la Casa Usher’ en Netflix: cómo destrozar una joya de Poe con moralina barata

‘La caída de la Casa Usher’ en Netflix: cómo destrozar una joya de Poe con moralina barata
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Ya se ha estrenado La caída de la Casa Usher en Netflix, la nueva serie de Mike Flanagan (La maldición de Hill House) que vacila entre el oportunismo y la moralina adaptando uno de los cuentos más populares del grandioso Edgar Allan Poe. El problema de esta miniserie radica en su estructura capitular que termina atragantando por repetitiva. Lo demás es un acopio de los clásicos del director: grandes sermones, metafísica para principiantes, sustos muy bien rodados, drama familiar y una utilización del fuera del plano maravillosa. Lástima que, en esta ocasión, Flanagan apostase por el más es más y no por la sutileza.

Mike Flanagan, los errores el terror elevado

Mike Flanagan es un intenso. Nada que objetar. Su visión del terror es elegante a nivel visual, muy elegante. Utiliza el género para contar dramas (algo que debería suceder siempre), lo que a veces supone sacrificar sustos y diversión por la tragedia más pomposa. Ese es su estilo y en casi todas sus obras es aplaudible. Ya lo demostró con películas como Oculus y Hush (en está, excepcionalmente, no hablan, lo que se agradece) y, sobre todo, con sus series.

La relación del cineasta con Netflix ha sido muy fructífera para ambos. La Maldición de Hill House ( basada en la novela de Shirley Jackson) fue un exitazo de crítica y público que quiso repetir en la aburridísima La maldición de Bly Manor de 2020 (basada en la novela Otra vuelta de tuerca de Henry James). Luego llegaron Misa de medianoche (odiada y amada a partes iguales) y la revisión oscura que la serie juvenil de los 90 El club de la medianoche y aquí llegó el escándalo. Netflix decidió no renovar esta última, Flanagan se enfadó y fichó por Amazon Prime Video. Pero antes de su marcha, el director ya había rodado La caída de la Casa Usher, estrenada este jueves 11 de octubre de 2023.

‘La caída de la Casa Usher’.

Veinte páginas para ocho capítulos

Un hombre va a visitar a un viejo amigo de la infancia que vive con su hermana enferma y durante la noche y la charla se van sucediendo extraños acontecimientos paranormales. Este es, a grandes rasgos, el resumen de La caída de la Casa Usher, el cuento que el gran Edgar Allan Poe publicó en 1839 como crítica a la avaricia humana. . El texto sólo tiene 20 páginas y Flanagan ha hecho, con ellas, una serie de 8 capítulos. ¿Cómo?

‘La caída de la Casa Usher’

Cómo adaptar a Poe

Lo que la serie propone es utilizar todo el universo de Poe para rellenar la historia. No se trata de hacer guiños u homenajes a la obra del escritor bostoniano. No, Flanagan directamente ha adoptado muchos de sus poemas, relatos y novelas. La miniserie de Netflix empieza con una familia muy poderosa en la que, en un plazo de dos semanas, ha caído en desgracia tras la repentina muerte de todos los hijos del patriarca. Eso ayuda a Flanagan a introducir el imaginario de su referente literario. Cada muerte, cada capítulo, está sacado del universo de Poe.

La serie comienza de manera parecida al cuento, con una charla entre dos viejos conocidos (aquí enemigos). Roderick Usher (intrepretado por Bruce Greenwood en sustitución de Frank Langella, quien fue despedido en pleno rodaje tras ser acusado de abuso sexual) mantiene una charla con el abogado C. Auguste Dupin (Carl Lumbly). El nombre de este personaje, Dupin, no es casual, es el investigador estrella de Poe en muchas de sus novelas. Además, cada capítulo, en el que muere uno de los hijos de Usher, está inspirado en las grandes obras de Poe La máscara de la Muerte Roja, Los crímenes de la calle Morgue, El gato negro, El corazón delator, El escarabajo de oro o El pozo y el péndulo . Por no hablar de las constantes referencias al mítico poema El cuervo.

‘La caída de la Casa Usher’.

Un ‘Succesion’ moralista

La serie no deja de ser un Succession con toques paranormales y mucho más moralista. Poe siempre castigaba los instintos más oscuros del ser humano y Flanagan sube la apuesta y presenta una obra mucho más conservadora de lo aparente. Hay mucha diversidad, sí, pero esta, al final, se castiga. Es algo molesto ver como todas la filias sexuales y sentimentales de los protagonistas (todos tienen gustos poco ortodoxos) derivan en sangre y tragedia (lo de la hermana mayor masturbándose mientras una prostituta finge ser ella misma cenando con su marido es tan curioso como gratuíto).

Encima, Flanagan abraza el oportunismo social para engordar su obra. ¿Cómo? Haciendo a los Usher los dueños de una farmacéutica que han creado medicamentos dañinos; una evidente ( y enésima) crítica a la crisis de opioides que sufre Estados Unidos. También se castigan, en la serie, otros pecados americanos como el capitalismo atroz, la experimentación con animales o el racismo. Todo eso está muy bien si no se hubiera hecho de manera tan confusa. La caída de la Casa Usher no deja de ser un batiburrillo de referencias y pedorratas pseudo filosóficas.

El problema de Flanagan es que pretende, siempre, hacer literatura audiovisual. Se olvida con frecuencia del poder de la imagen frente al de la palabra. Hay demasiados parlamentos. Casi todos los personajes hablan igual, con su misma retórica. La voz en off es innecesaria y aunque tiene (como siempre) hallazgos visuales portentosos (nadie como él maneja el fuera de foco), esta serie demuestras más las carencias pretenciosas del autor que sus virtudes.

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